Por lo general, cuando vas acompañado, es fácil que el compañero condicione el encuadre o bien, en determinados momentos, uno se sacrifica para que el otro pueda hacer la foto. Yo, en estas ocasiones, aprovecho para sacar fotos de ellos. Fotos que no tienen nada que envidiar al paisaje por sí solo y que a la vez, se convierten en un gran recuerdo.
En estas instantáneas, a pesar de que sale en el agua, la criatura, también hace fotos en tierra firme.
En esta foto, estábamos en las salinas de Torrevieja, y no se le ocurrió otra cosa que meterse en medio de las salinas. Como era imposible sacar otra cosa, decidí que el minimalismo del cielo y el agua quedaba completamente roto con el fotógrafio y su reflejo en el agia, así que dije, ¡que demonios! ¡hay foto y muy buena! el resultado me gustó mucho.
Otra en la que el amigo me regaló un reflejo suyo, esta vez en el Mar Menor, fotografiándo al barco más fotografiado de la historia del Mar Menor, el Tatín, una embarcación barada frente a los Narejos, lo digo para que el personal siga engrosando su leyenda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario